Análisis: Inuyasha, de Rumiko Takagashi

Un manga muy anime

Rumiko Takahashi es, fue y será una de las grandes mangakas japonesas. Una excelente y rápida dibujante que nos ha dado obras tan emblemáticas como Maison Ikkoku, Lamu, Ranma 1/2, y la más reciente Inuyasha.

Autora prolífica, de trazo rápido y sencillo, pero si es necesario detallista, ha tenido el placer de tratar mangas de temáticas muy diversos, siendo una de las dibujantes de manga más bien pagadas, y con una fama más que merecida.

No nos engañemos. Inuyasha no es su mejor obra. Tiene algunos errores de diseño, un carácter demasiado anime, en la presentación del cómic. (la sensación de mini sagas o capítulos de anime se suele hacer muy intensa en las diferentes fases de este cuento), pero no por ello deja de ser una obra superior a la media de los mangas actuales, una obra muy pero que muy interesante.

La historia empieza de forma sencilla. Kagome, una chica de nuestro tiempo, cuya familia regenta un templo, cae en el pozo del templo. Allí va a parar al pasado, donde encuentra a Inuyasha, un semidemonio inmovilizado en un árbol por una flecha de la sacerdotisa Kikyo, cuando este intentaba robar la esfera de los 4 espíritus  para convertirse en un demonio completo. Kagome, encarnación de esta sacerdotisa  es capaz de controlar al semidemonio, que se ha escapado de su cautiverio.

La historia no tarda en evolucionar a algo más complejo en lo que será un shonen no muy clásico… pero a la vez muy clásico.

No muy clásico por el nivel de los diálogos, el diseño de los enemigos, muy al estilo de los gravados japoneses (si solo has visto el anime en el manga se aprecia mucho más, gracias al acertado y delicado trazo de Rumiko), y unas motivaciones de los personajes distintas a lo habitual. No olvidemos tampoco lo gore que puede llegar a resultar la obra, con descomposiciones de vivos en cadáveres por horribles venenos, muertos y sangre a mansalva, sin perder nunca la sensación de gravado, en el dibujo.

Y a su vez es muy clásico por el trato de las trama, que parece una unión de diferentes capítulos de un anime (ya lo he dicho varias veces, en el análisis), con un esquema muy claro de introducción, nudo y desenlace, del que se  siente que se abusa alargando la situación y la historia más de lo necesario… cuando no es así, pues Rumiko insiste en demostrarnos que ella tiene el completo control de su obra.

Aún así ese regustillo agridulce no se nos va, para que engañarnos.

Insistamos  de nuevo en los diálogos, con un tono clásico pero moderno, como una versión modernizada de Tirant lo Blanch (para hacer un símil con una obra clásica de aquí), sin olvidar el público al que va dirigido. Rumiko se regodea en los diálogos de sus personajes, casi tanto como hacía en Maison Ikkoku.

Inuyasha es un gran cómic. 56 volúmenes de aventura, muy bien elaborados. Y aún no ser la mejor obra de esta excelente autora… es una gran obra de esta excelente autora. Claramente recomendable